miércoles, 14 de septiembre de 2011

¿Cúal es exactamente el punto de partida de la confiaza?

Alguna vez escuché que los seres humanos somos capaces de percibir en dos segundos de contacto con el semejante, si este nos va a agradar o no. Mi corta experiencia de vida me confirma esta teoría; nuestras intuiciones o percepciones inmediatas son el primer filtro que aplicamos; ahora la cuestión es: Si una vez pasado este filtro realmente somo capaces de abrir nuestra puerta y dejar entrar a esa persona, y cuando digo esto no solo es recibirla en el salón y pasarla al aseo secundario, sino tener todas las habitaciones disponibles para una visita. Hay muy pocas personas que viven en un piso diáfano, y muchas que teniéndolo lo mantienen cerrado haciéndonos pasar una gran pirámide filtros para poder llegar a el.
No podemos olvidar que somos seres humanos, que no todos tenemos la misma capacidad de resistencia, que podemos subir hasta la mitad y por agotamiento perder las ganas de llegar. Si que es cierto que, cuando hemos luchado o vemos luchar al semejante incansablemente nos sentimos valiosos.
Luego  están las personas que hacen fotos, pintan cuadros y te regalan estos; y sin tu pedirlo te muestran que su burbuja brilla, y es casi perfecta. Para mi esto es un síntoma de inseguridad, de cobardía y de poca estima al semejante. Qué necesidad tenemos de valorar a las personas por lo que tienen o por lo que no son; cuando realmente lo que todos buscamos es ver el yo, ese interior que guardamos y tanto nos cuesta enseñar, esa verdad que nos lleva a estar relajados ante la presencia de alguien. En vez de trabajar en ofrecer lo que no somos, centrémonos en ser nosotros, con nuestros defectos y por supuesto nuestras virtudes.
Brindemos la posibilidad de confianza al semejante, esto provocará que sea mutua; no creemos barreras; entendamos que hay paredes, a veces mas gruesas que otras; y seamos consientes de hasta que punto somos capaces de llegar; porque no amigos, no hay que engañarse a uno mismo, si sabemos quienes somos sabremos elegir bien a quien queremos.

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