No siempre hay que dimitir...

La ley de dependencia debería de basarse en que siempre tengas a alguien que te quiera y te mime a tu lado, alguien que aún sudando por tus incapacidades psíquicas y físicas sea capaz saltar de alegría cada vez que ve un nuevo abrir de ojos.
Querer nos permite eso, la capacidad de no, ver, sentir, leer o escuchar desprecios.
Luchamos porque un segundo de sus sonrisa nos provoca la felicidad de un día entero. Porque hay veces en las que un ser humano dice estar bien cuando en realidad está siendo aplastado por archivadores llenos de millones de palabras y gestos, y he ahí el momento en el que de verdad tenemos que estar, resistir y no abandonar...

Hoy creo que las luces de la calle no brillaban igual,
Eran como susurros de luciérnagas queriendo despertar.
Al mirar los edificios, la gente, los coches, al mirar Madrid.
Se que tienes que estar, tienes que despertar con las luciérnagas y hacerles de guía por tu ciudad,
tienes que hablarles de las torres, de tu equipo, de Sidan.
Tienes verme en primavera, y hacerme sollozar.
Tienes que beber cervezas en Los Gatos, y caminar por Recoletos.
Dar la bienvenida a los biquinis, y preparar gintonics.
Tienes morder la vida aunque la hagas sangrar...